Exploración
Leer activamente, según la perspectiva que estamos desarrollando, significa procesar en varios sentidos la información, ya que ésta se interpreta desde las experiencias y conocimientos previos que se tienen. De este modo, el lector amplía la información, establece relaciones significativas y atribuye sentido a lo nuevo.
En este proceso, el texto aporta pistas para ser interpretado, ya que posee cierta lógica y estructura propia. Es aquí donde se pondrán en juego determinadas habilidades de pensamiento para accederlo (Solé, I., 2000). Para decirlo de otra manera: “…el sujeto lector no realiza una transposición del significado del texto a su mente. Eso sería demasiado fácil. El lector lo que hace es construir su interpretación a partir de unos conocimientos, de unas intenciones, de unas expectativas intelectuales o afectivas” (Moreno, 2003: 17).
En el caso de la lectura de un texto digital, la participación de quien lee es aún más activa, ya que la forma en que se presenta la información posibilita distintos recorridos. Precisamente, se habla de hipertextos para hacer referencia a la existencia de secciones que están enlazadas por nodos o enlaces (links) que no siguen una secuencia lineal, lo que permite al lector elegir hacia qué punto dirigirse. De esta forma, es posible armar un itinerario de lectura personal.
Por otra parte, independientemente del modo diferenciado de construcción de caminos de lectura que posibilitan unos u otros textos, existen metodologías básicas que permiten el acercamiento a la fuente bibliográfica. Comencemos explorando dos grandes tipos de abordaje de un texto: la lectura exploratoria y la lectura analítica.
Lectura exploratoria y lectura analítica
Cuando leemos, podemos desarrollar dos tipos de procesos que tienen distintas funciones: la lectura exploratoria y la analítica. Ambas persiguen objetivos diferentes pero complementarios; por este motivo, no se trata de elegir una o la otra, sino de realizar ambos tipos de lectura según el momento de acercamiento al texto y los objetivos que persigamos.
Una mirada global: la lectura exploratoria
Un primer acercamiento al texto puede realizarse de manera global. Por ejemplo, cuando leemos un libro en papel hacemos una hojeada de sus páginas, observamos la tapa y contratapa, lo revisamos de manera superficial. En el caso de un texto digital, este contacto inicial remite a la exploración que hacemos al navegarlo desde que lo visualizamos en la pantalla y reconocemos sus componentes (texto, imágenes, sonido).
En este primer contacto, activamos los conocimientos previos y comenzamos a construir algunas interpretaciones o hipótesis iniciales en relación con el contenido que se aborda. Para explorar un texto, es importante prestar atención a:
- ● Títulos y subtítulos.
- ● La estructura y organización general que presenta el texto.
- ● La fecha en que se escribió, publicó o actualizó.
- ● Los objetivos, los datos del o los autores y de edición.
- ● El índice o el mapa de navegación.
- ● La articulación con otros textos en el caso de la lectura hipertextual.
Una mirada en detalle: la lectura analítica
En la tarea de comprender lo que leemos, resulta importante reconocer los aspectos que caracterizan a la presentación u organización de la información. Para ello, debemos ser capaces de:
- ● Identificar las ideas o proposiciones que le otorgan sentido al texto, conformadas en párrafos. Las preguntas posibles que podrían guiarnos en su reconocimiento: ¿de qué se trata? ¿Qué temáticas plantea? ¿Cuál es la intención del autor?
- ● Advertir cómo se presentan y ordenan dichas ideas. A esto se lo denomina progresión temática. En este punto, las preguntas posibles son: ¿de qué habla cada párrafo? ¿Cuál es el orden en que se exponen las ideas? ¿Qué se desarrolla primero? ¿Cuál es la secuencia que sigue el contenido?
- ● Jerarquizar las ideas para diferenciar la importancia de cada una en el significado global del texto. Esto ayudará a reconocer el valor relativo que el autor les adjudica: ¿qué tema se plantea como importante? ¿Por qué? ¿Qué desarrollo tiene dicha temática?
- ● Reconocer la manera en que se organizan las ideas en el texto. Éstas pueden presentarse, por ejemplo, de manera comparativa (donde se contraponen dos o más fenómenos) o atendiendo a la organización problema–solución empleada en los textos que desarrollan una situación problemática y presentan alternativas de solución. En relación con este aspecto, las posibles preguntas son: ¿cómo están presentadas las ideas: a modo de comparación, de una descripción, de relación causal —entre otras posibilidades—?
Retomando lo planteado hasta aquí, podemos decir que la lectura analítica se lleva a cabo, generalmente, luego de la exploratoria. En ella, utilizamos diferentes estrategias de pensamiento (analizamos, inferimos, comparamos, verificamos, etc.), a fin de confrontar las primeras impresiones con la nueva información. Este tipo de lectura se orienta a reconocer lo fundamental del texto y las formas que utiliza el autor para presentar el mensaje.
Referencias bibliográficas
Moreno, V. Leer para comprender. España: Editorial gobierno de Navarra, Departamento de Educación y Cultura, 2003.
Solé, I. Estrategias de Lectura. España: Editorial Grao, 2000.