Nuestro rol en la universidad
Sobre el trabajo en gestión universitaria: algunas consideraciones preliminares
En ningún otro momento de la historia ha sido más importante que ahora la inversión en los estudios superiores, por su condición de fuerza primordial para la construcción de sociedades del conocimiento integradoras y diversas, y para fomentar la investigación, la innovación y la creatividad (UNESCO, 2009, p. 2).
El conocimiento científico y tecnológico es uno de los elementos esenciales de la sociedad contemporánea; su poder reside en su enorme potencial para comprender y transformar la dinámica del mundo. Desde la genética a las tecnologías de la organización, desde los procesos psicológicos al movimiento de los planetas, las universidades crean, transforman, transfieren y distribuyen el conocimiento que impregna todos los espacios de nuestra vida social. Eso explica la enorme trascendencia de la institución universitaria, como así también las tensiones y desafíos generados frente a su sentido y misión.
Más allá de la discusión acerca de si el conocimiento universitario es un bien público o no, superando los debates que atraviesan a este interrogante, lo que no se cuestiona es la importancia de la universidad respecto de los aportes al desarrollo general de la sociedad, tanto por las oportunidades de movilidad social que implica para sus poseedores como por su contribución a la definición y construcción del desarrollo social en general.
En ese sentido, la Conferencia Mundial de UNESCO sobre la Educación Superior que se llevó a cabo en el año 2009 estableció, en su preámbulo:
…en su condición de bien público y de imperativo estratégico para todos los niveles de la enseñanza, y por ser fundamento de la investigación, la innovación y la creatividad, la educación superior debe ser responsabilidad de todos los gobiernos y recibir su apoyo económico. Como se destaca en la Declaración Universal de Derechos Humanos, “el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos” (Artículo 26, párrafo 1) (UNESCO, 2009, p. 2).
La declaración de la educación superior como un bien público implica superar visiones de mercado que la consideran un bien transable, una mercancía accesible sólo para aquellos que puedan comprarla. A partir de la declaración, el Estado no puede desentenderse del sostenimiento de la educación superior aunque, de forma paralela, se estimule el crecimiento de la financiación privada y se sostenga que deberían explorarse otras fuentes de financiación, en particular las que se basan en iniciativas conjuntas de los sectores público y privado.
¿Qué significa tal obligación de compromiso por parte del estado? Especialmente, en cuanto al tema que nos concierne, significa que la gestión institucional de las universidades supone el debate siempre presente respecto de las implicancias de su carácter de bien público. Esta discusión, que gira en torno a preguntas respecto a qué se conoce, para quién y cómo, tendrá respuestas situadas que dependerán de posicionamientos ideológicos, del momento histórico y de las luchas de poder existentes entre el Estado, el mercado y las demás instituciones de la sociedad civil.
Ahora, lo inmvitamos a continuar con nuestra reflexión, haciendo un alto en el camino.
Más en la web
Leyendo el siguiente artículo periodístico, Ud. encontrará un resumen de algunos debates generados en la Conferencia Mundial de UNESCO (2009):
Bruschtein, Julián. Mucho más que una mercancía. Página 12 [en línea]. Argentina, 14 de julio de 2009 [fecha de consulta: 20 de septiembre de 2015].
Referencias bibliográficas
UNESCO. Conferencia Mundial sobre la Educación Superior – 2009: La nueva dinámica de la educación superior y la investigación para el cambio social y el desarrollo [en línea]. París, UNESCO, 2009 [fecha de consulta: 20 de septiembre de 2015].